Salhaketa denuncia la implantación del modulo de respeto

Opinan que crear un módulo de respeto es «irracional» y «va a generar conflictos» entre las internas…

La asociación en defensa de las personas presas y sus familiares, Salhaketa, denunció ayer la implantación inminente por parte de Instituciones Penitenciarias de un «módulo de respeto» que afectará a todas las reclusas de la cárcel de Pamplona. En definitiva, se trata de un régimen de vida y disciplina penitenciaria más severo, con un sistema evaluativo más intensivo, con mayores injerencias sobre las presas y que aquí, dada la antigüedad y la imposibilidad física del centro penitenciario, no podrá llevarse a cabo de manera voluntaria, ya que en Pamplona todo el módulo que ocupan las mujeres reclusas ocupan una única superficie, por lo que no se pueden idear espacios diferenciadores para aquellas presas que quieran acogerse a este sistema y las que no lo deseen. En Pamplona será de cumplimiento obligatorio, ya que no ocurrirá como en otras cárceles, donde las reclusas acceden a este programa para recibir en contraprestación beneficios penitenciarios, como permisos o adelantos de tercer grado, en caso de una evolución positiva.

De hecho, las catorce internas que ocupan actualmente el espacio unicelular de Pamplona deben firmar «su adhesión y dar su consentimiento viciado para formar parte del módulo de respeto. Está viciado porque la mujer que no rubrique esa solicitud de ingreso será trasladada de la cárcel de Pamplona», afirmó Paz Francés, abogada, investigadora de la UPNA y miembro de Salhaketa, al igual que Libertad Francés y June San Millán, que le acompañaron en la rueda de prensa. Asimismo hablaron de que el llamado módulo de respeto se ha creado de «forma arbitraria e irracional», criticaron el hecho de que siempre sea «en mujeres en quienes se experimenten» este tipo de programas penitenciarios y alertaron de que la expulsión del módulo de respeto supone «la salida automática del centro y el traslado a otro».

carta a mercedes gallizo Salhaketa ha enviado una carta a Mercedes Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias, en la que le invita a replantearse esta decisión, cuestiona si la propia implantación del módulo «es conveniente o incluso legal» y apunta que de no dar marcha atrás en sus proyectos «habrá de entenderse que Instituciones Penitenciarias no trata a los presos como personas y vulnera sus derechos de manera flagrante». Ponen como ejemplo la situación en la que quedarán aquellas presas preventivas, que todavía no están clasificadas y que deberán someterse a todo este tipo de obligaciones, o el estado que se les asignará a las presas en tránsito, aquella que se encuentran en Pamplona con destino a otra prisión.

La misiva, que también ha sido re-mitida al Juez de Vigilancia Penitenciaria de Pamplona y a la nueva directora de la cárcel navarra, Beatriz Gil, concluye que este módulo de respeto «va a generar potenciales conflictos entre las internas» y remarca la «manifiesta imposibilidad de crear esta figura en el módulo de mujeres del centro penitenciario de Pamplona».

Salhaketa aprovechó para valorar el cambio hacia medidas terapéuticas en la nueva política penitenciaria a través de estos módulos de respeto y de las Unidades de Tratamiento Educativo, que «no sólo señalan el cierre de una época histórica, sino que marcna el cambio de un modelo de racionalidad de gobierno hacia un discurso clínico-penal». La asociación de apoyo a los presos insistió en que estos mecanismos se están implantando «desde la irracionalidad y la carencia de humanidad».

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